La Guerra de Vietnam terminó para EEUU el 27 de enero de 1973 con la firma del Acuerdo de París, por el que se retiraba del conflicto abandonando a su aliado del Sur, definitivamente derrotado a finales de abril de 1975.

Pero a Washington aún le saldría un último grano ese año, cuando ya había acabado todo, y que se puede considerar la última y postrera batalla, un epílogo innecesario y algo absurdo. Fue el 12 de mayo y se conoce como el Incidente del Mayagüez.

El SS Mayagüez era un buque de carga botado en 1944 y perteneciente a la compañía Sea-Land Service Inc. que navegaba bajo bandera estadounidense por el sudeste asiático rumbo a Sattahip, Tailandia.

Las lanchas camboyanas abordando al Mayagüez/Foto: dominio público en Wikimedia Commons

Al pasar cerca de Koh Poulo Wai, isla perteneciente a Camboya, lanchas rápidas de este país lo interceptaron en nombre del Jemer Rojo, disparando ante la proa para obligarlo a detenerse. Al no hacerlo, hubo nuevos disparos y el capitán Charles T. Miller envió un SOS antes de ceder y mandar parar las máquinas.

El navío fue abordado con el argumento de que estaba en aguas camboyanas, pero EEUU no reconocía la jurisdicción de doce millas náuticas que defendía Camboya y así se repetía la historia que había ocurrido siete años antes con el USS Pueblo, barco espía capturado por Corea del Norte.

Pero la caída de Saigón apenas tres semanas antes, la retirada norteamericana de Camboya y la pérdida del USS Pueblo eran demasiados episodios negativos para la imagen del país y, enterado del asunto, Gerald Ford, se mostró resuelto a adoptar medidas contundentes.

Debido a que su radar no funcionaba, el Mayagüez fue autorizado a quedarse fondeado en la isla bajo vigilancia de los jemeres rojos mientras Kissinger pedía la intercesión de China -que rechazó involucrarse- ante lo que Ford definió como un acto de piratería.

El presidente Ford con su gabinete de crisis/Foto: dominio público en Wikimedia Commons

Varios P-3 Orion de EEUU y Reino Unido despegaron de Filipinas y Tailandia hacia el lugar, al igual que el portaaviones USS Mar del Coral y dos destructores desviaban su rumbo en esa dirección. Asimismo, se movilizó a los marines acantonados en las bases de la región.

Diplomacia al margen, la idea básica era impedir que el barco fuera trasladado a la Camboya continental, autorizándose el uso de armas para ello. Hay que reseñar que el incidente tenía un carácter más simbólico que material, pues aunque setenta y siete de los contenedores que transportaba el buque guardaban equipo militar procedente de la embajada en Saigón (otros ciento siete eran de mercancía rutinaria y noventa estaban vacíos), los jemeres rojos no se molestaron en inspeccionarlos.

Los aviones localizaron al Mayagüez el 13 de mayo. Los disparos de los jemeres rojos no les alcanzaron pero el comandante de éstos, Sa Mean, ordenó al capitán levar anclas y tomar dirección noroeste siguiendo a sus lanchas hasta Koh Tang, otra isla más cercana a Camboya, donde desembarcaron a los marineros.

Los soldados fallecidos en el accidente/Foto: dominio público en Wikimedia Commons

El convoy fue interceptado por dos Phantom norteamericanos que dispararon ante la proa para detener la marcha y a los que poco después se unieron otros aviones, impidiéndole seguir moviéndose.

A lo largo de los días siguientes fueron llegando las unidades de la marina de EEUU enviadas ad hoc. La recuperación del Mayagüez se le encargó a la III MAF (Marine Anphibious Force), reforzada por la 3ª Marine Division procedente de Okinawa. Debían ser embarcados en helicópteros, desde los que setenta y cinco voluntarios del 56º Security Police Squadron saltarían sobre la cubierta del barco, contando con apoyo aéreo.

Lamentablemente, en los ejercicios de ensayo se estrelló uno de los helicópteros falleciendo los cinco miembros de su tripulación y dieciocho soldados, lo que, combinado con la información de que los contenedores del navío no soportarían el peso de los helicópteros y que bajar en rápel suponía exponerse a los tiradores jemeres, llevó a Ford a posponer la operación hasta que las unidades de la armada llevaran al lugar a los infantes de marina.

Dos helicópteros derribados en la playa este/Foto: dominio público en Wikimedia Commons

Dado que la fuerza aérea impedía acercarse a los barcos camboyanos, Sa Mean subió a la tripulación americana a un barco pesquero el 14 de mayo para su traslado de Koh Tang a Kampong Som, una ciudad ubicada ya en la costa continental camboyana. Pero los Phantom y los F-111 desataron una fuerte cortina de fuego que obligó al pesquero a dar media vuelta.

Dadas las circunstancias, el presidente autorizó el hundimiento de las lanchas y dio luz verde otra vez a la operación de rescate. El problema ahora estaba en situar con exactitud a la tripulación, que estaba diseminada entre el Mayagüez, Koh Tang y Kampong Som, ya que al final el barco de pesca logró llegar a tierra. Así que no bastaba con recuperar el buque; habría que atacar también objetivos más difíciles.

Se fijó el amanecer del 15 de mayo para iniciar la operación con seiscientos marines. Koh Tang presentaba el problema de su frondosidad, que sólo permitía aterrizar en dos playas: una, al oeste, se usaría para un ataque de diversión con dos helicópteros mientras que la otra, al este y más grande, sería el objetivo principal al creerse que allí se custodiaba a los cautivos, y se le destinaron cinco helicópteros. Ambas fuerzas se unirían luego para ser evacuadas. Habría apoyo naval y aéreo pero Ford vetó el uso de bombarderos B-52 por considerarlos excesivos.

Según los cálculos norteamericanos, en la isla no habría más de veinte o treinta jemeres. Lo cierto es que, desde la caída de Saigón, había un centenar que se emplearon en levantar unas defensas considerables, con ametralladoras pesadas en cada playa, varios lanzagranadas e incluso algún cañón, todo dispuesto de manera que pudieran disparar entre sí para apoyarse.

También excavaron trincheras y construyeron búnkeres para la munición. Otro error de información estadounidense fue el del cobertizo donde se suponía que se alojaban los tripulantes del Mayagüez, pues en realidad todos habían sido trasladados a Kampong Som.

Con la aurora se inició el asalto al buque mediante el lanzamiento de gases lacrimógenos, seguido de su abordaje por marines equipados con máscaras. No encontraron oposición porque la nave estaba vacía, aunque los jemeres tenían pensado enviar esa mañana al capitán y nueve marineros para poner en marcha los motores y poder negociar por radio. Ya era tarde para eso.

El pesquero que trasladó a los marineros/Imagen: dominio público en Wikimedia Commons

Simultáneamente, ocho helicópteros aterrizaron en las playas de Koh Tang en medio de un intenso fuego que dejó tres de ellos fuera de combate y cuatro dañados, haciendo necesario el fuego de cobertura de una cañonera. Sin embargo, la mayor parte de los marines lograron echar pie a tierra y tomar posiciones, aunque con sensibles bajas.

Curiosamente esa misma mañana Hu Nim, ministro de Información y Propaganda camboyano, anunciaba que no tenían intención de retener al Mayagüez ni a su tripulación. Los jemeres subieron a los marineros a otro pesquero para devolverlos a su nave.

Pero la respuesta de Washington fue que continuaría la operación de rescate y envió al destructor USS Wilson a interceptar la embarcación camboyana (que en realidad había sido capturada a los vietnamitas) pensando que sería una cañonera. Como no lo era, no hubo necesidad de luchar y los marinos fueron transbordados al Wilson, si bien el comunicado de prensa del gobierno estadounidense omitió ese detalle.

Todo parecía ir bien: la gente rescatada y el barco recuperado; sólo faltaba sacar a los marines de Koh Tang. El siguiente paso fue iniciar los bombardeos sobre Kampong Som, que destruyeron el puerto, los depósitos de combustible y el aeródromo. A continuación se dio por terminada esa parte de la operación para centrarse en la isla.

No resultó tan sencillo y obligó a desembarcar refuerzos, así como a hacer intervenir al destructor contra un submarino ligero camboyano que causaba bastantes problemas.

La batalla duró todo el día y al anochecer se procedió a la evacuación, que fue difícil porque tuvo que hacerse a oscuras y bajo un intenso ataque enemigo.

La evacuación de Koh Tang/Foto: dominio público en Wikimedia Commons

Todo concluyó en un par de horas, pero al precio de dejar atrás los cuerpos de varios caídos (que no se recuperaron hasta finales de los noventa) y, lo que era peor, tres soldados que habían quedado aislados y de cuya ausencia nadie se percató hasta que estaban todos ya a salvo en los barcos.

Ello obligaba a volver para rescatarlos. Hubo discusiones sobre si llevar a cabo una operación o negociar con los jemeres. Al clarear, el destructor recorrió el litoral insular explicando al enemigo que sólo buscaban a los rezagados; los jemeres no respondieron ni dispararon pero como tampoco hubo señal alguna de los tres ausentes, se les consideró desaparecidos en combate o fallecidos.

El caso es que uno de ellos seguía vivo y dos días más tarde mató a un jemer antes de ser apresado y fusilado. Una semana después capturaron a los otros dos y también los ejecutaron, bárbaramente no sólo porque lo hicieron a golpes con un tubo lanzagranadas sino también porque fue a sangre fría, en una pagoda de Kampong Som.

EEUU registró treinta y dos muertos y cincuenta heridos, sin contar las considerables pérdidas materiales; las bajas jemeres se calculan en torno a quince o veinte fallecidos en la isla, ignorándose cifras en los otros sitios. Pese a ello y como suele pasar, la opinión pública se mostró favorable a la acción y el ejecutivo de Ford salió fortalecido.

No fue igual en el Congreso, que manifestó su irritación por el ninguneo recibido del gobierno, ni en Tailandia, donde se desató una ola antiamericana por haberse usado la base de U-Tupao ignorando la denegación del correspondiente permiso tailandés.

La tripulación del Mayagüez también demandó a su naviera acusando al capitán de navegar en aguas camboyanas, recibiendo una cuantiosa indemnización; paradójicamente, siempre aseguraron que los jemeres rojos les habían tratado bien, en contraste con los soldados.


Fuentes

The Mayaguez Incident: Near Disaster at Koh Tang (Mayor Mark J. Toal)/The Press and the Ford Presidency (Mark J. Rozell)/Warrior Elite. 31 Heroic Special-Ops Missions from the Raid on Son Tay to the Killing of Osama Bin Laden (Nigel Cawthorne)/Use of Force. War and Neutrality Peace Treaties (Rudolf Bernhardt)/Abandon Ship: Interagency Decisionmaking during the Mayaguez Incident (Richard Hughes en National Defense University Press)/Wikipedia / A Very Short War: The Mayaguez and the Battle of Koh Tang (John F. Guilmartin Jr.).


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