Generalmente conocemos y estudiamos el colosal mosaico de pueblos y etnias que vivieron en la transición de la Antigüedad al Medievo centrando la atención en los movimientos de pueblos bárbaros hacia occidente.

Sin embargo, algunos se movieron en dirección contraria y les perdemos un poco la pista en la inmensidad del continente asiático y su inabarcable historia. Un buen ejemplo de ello es el de los heftalitas, a los que también se llama por otros nombres, según la nacionalidad de los cronistas, siendo el más peculiar el de hunos blancos.

Heftalitas es como conocieron los griegos a un pueblo nómada y hunos blancos fue el apodo incorporado por sus sucesores bizantinos. Parece que su origen habría que situarlo en esa confusa región turcoiraní, según se deduce de la lengua que hablaban y que los investigadores han rastreado a partir, fundamentalmente, de la numismática; por eso algunos los identifican, no sin polémica, como indoeuropeos -o, al menos, relacionados con ellos-. No obstante, hay otra corriente que los hace proceder de la parte norte del subcontinente indio (más o menos en lo que hoy son Pakistán y Afganistán) como descendientes de los xionitas o huna, de manera que la única relación que tendrían con los hunos sería nominal (o quizá, como sugieren algunos expertos, se dejaban llamar así para infundir miedo).

Moneda con un rey heftalita / Foto: PHGCOM en Wikimedia Commons

Lo poco que parece realmente claro es que no era un pueblo sedentario; probablemente ni siquiera sería uno sino una especie de confederación de varios con elementos culturales comunes y el idioma como nexo. Aún así, su expansión fue tan amplia territorialmente que sí llegaron a fundar algunos asentamientos permanentes, más que nada fortalezas militares para controlar sus dominios; pero también tenían su capital, Badian (la actual ciudad afgana de Kunduz), si bien la corte era móvil.

El historiador bizantino Procopio de Cesarea los describía como de tez blanca y vida menos salvaje que la del resto de los hunos, con un código jurídico y una institución monárquica (el khanato). Procopio es la principal fuente escrita que hay sobre los heftalitas, junto con las crónicas chinas, que se refieren a ellos con el nombre de yta (Hua o Hudun en las versiones más antiguas) y los consideran descendientes de la tribu Yuezhi. Son chinas también las referencias a su religión, mezcla de budismo y zoroastrismo con elementos del maniqueísmo persa.

El caso es que inicialmente eran vasallos de los rouran, otra confederación de nómadas antepasados de los mongoles que actualmente se asimila a los ávaros y que se había establecido en la zona interior de China en el siglo IV. Los heftalitas, con los que habían tenido intercambios culturales y politicos, se liberaron de ellos un siglo más tarde, iniciando una expansión hacia el sureste. Ocuparon las estepas del Turquestán, siguiendo luego por Sogdiana y Bactriana (territorios de los actuales Uzbekistán, Afganistán y Tayikistán). Obligaron a los escitas a desplazarse y en el último cuarto del siglo V entraron en Persia, a la que, tras superar su resistencia inicial en la batalla de Herat (en la que incluso murió el rey Perod I), convirtieron en tributaria. Allí permanecieron hasta que los sasánidas de Cosroes I se aliaron con los turcos para echarlos en el año 557, aunque no se fueron de vacío pues, al parecer, aquel medio siglo les volvió más refinados.

Asia en el siglo V. En el centro se ve el khanato Heftalita / foto: Talessman en Wikimedia)

A la vez, y probablemente en alianza con los xionitas (otro pueblo de lengua irania asentado en Bactriana al que algunas fuentes se refieren como hunos rojos), habían entrado en Afganistán y Pakistán, llegando a las puertas de la India, cuya parte septentrional estaba gobernada por el Imperio Gupta. El emperador en ese momento era Kumaragupta, que consiguió frenarlos hasta principios del siglo VI; luego se adueñaron del valle del Ganges hasta que los reyes Yasodharman y Narasimhagupta les expulsaron en el año 528. Los heftalitas, a quienes los indios llamaban shevetahûna (hunos blancos) habían pasado de poseer un considerable territorio a ser derrotados en todos los frentes.

Lo peor, no obstante, estaba por llegar porque de su período de apogeo, allá por mediados del siglo VI, aquel en el que dominaban lo que hoy son Afganistán, Turkmenistán, Uzbekistán, Tayikistán, Kirguistán, Kazajistán, Pakistán y partes de India y China, pasaron a ser derrotados una vez tras otra por multitud de adversarios.

Los köktürks, otra confederación nómada más procedente de Mongolia, pactaron una alianza con los sasánidas persas y en el año 563 aplastaron a los heftalitas definitivamente para repartirse el Turquestán (después los köktürks se aliarían con los bizantinos para intentar conquistar Persia, aunque ésa es ya otra historia). El último khan heftalita, Yudhishthira, reinó hasta el 670, en que su dinastía fue sustituída por la Sashi Kabul afgana. De hecho, se cree que los pashtunes actuales descienden de aquel semidesconocido pueblo, al igual que los los turkmenos y kazajos.


Fuentes

Breve historia de los persas (Jorge Pisa Sánchez) / La Europa de la Alta Edad Media (Roger Collins) / Pakistán: el Corán y la espada (Plamen Tonchev) / Wikipedia / The Huns (Hyun Jin Kim)


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