Egipto sigue siendo una fuente inagotable de descubrimientos arqueológicos. Es uno de esos sitios -como Grecia o Roma- en los que a poco que se excave aparecen vestigios milenarios y da la impresión de que seguirá siendo así durante siglos, como si bajo tierra hubiera oculto más aún que sobre ella. Esta vez, el escenario del hallazgo ha sido Gebel el-Silsila, una localidad situada a 65 kilómetros de Asuán, justo donde el Nilo se estrecha y forma acantilados en sus riberas.

Gebel el-Silsila no es una ciudad nueva. Ya existía en la Antigüedad, aunque entonces se llamaba Jeny, y era un sitio de cierta riqueza porque allí se ubicaban unas canteras de piedra que fueron explotadas durante largo tiempo; probablemente desde la Prehistoria, si bien está documentado desde la XVIII dinastía hasta la dominación romana. Los famosos Colosos de Memnón se hicieron precisamente con roca arenisca extraída de ese lugar.

Gebel el-Silsila se excava desde la famosa expedición de Napoleón y así han ido sacándose a la luz templos como el speos de Horemheb, quioscos como el de Amnhotep III, estelas como las de Seti I, Ramsés II y Merenptah, una treintena de capillas funerarias de altos funcionarios, esculturas, relieves… A todo esto acaba de sumarse lo que ha encontrado una misión sueca de la Universidad de Lund dirigida por la doctora Maria Nilsson y el doctor John Ward.

Según hizo público el ministro de Antigüedades egipcio, dr. Mamdouh Eldamaty, consiste en seis estatuas talladas directamente en la roca dentro de las capillas 30 y 31, además de una serie de relieves que parecen estar intactos. Este detalle es importante porque, en un período antiguo, la zona sufrió un terremoto que derribó grandes bloques pétreos dejando sepultada buena parte del actual yacimiento arqueológico. De hecho, el egiptólogo argentino Ricardo Augusto Caminos trabajó anteriormente en la ciudad y, aunque su labor quedó incompleta al fallecer antes de terminarla, suponía que la capilla 30 había quedado destruida por completo.

Pero por suerte no fue así. El dr. Mahmud Afifi, jefe de Antigüedades Egipcias, explicó que dos estatuas de la media docena de de ellas rescatadas se encontraron precisamente en la parte posterior de esa capilla. Corresponden al Imperio Nuevo y representan al propietario de la tumba y su esposa en posición sedente, el primero con los brazos cruzados sobre el pecho a la manera osiríaca y usando peluca, la segunda posando una mano sobre el hombro de su marido mientras la otra la coloca bajo el pecho.

Respecto a las otras cuatro esculturas, aparecieron en el trasfondo de la capilla 31 y constituyen un grupo familiar: son Neferkhewe (un supervisor de territorios extranjeros que vivió durante el reinado de Tutmosis III), su esposa, su hijo y su hija. Es la imagen de cabecera de este post. De los relieves no se ha facilitado aún información.

El gerente general de la zona arqueológica de Asuán, Nasr Salama, explicó que la misión sueca empezó sus excavaciones en el año 2012 y tiene previsto continuar trabajando sobre el terreno sobre las 32 capillas de Gelbel el-Silsila.


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