En 1699 ocurrió un hecho sumamente singular en la historia de Europa, que nunca se había producido y que probablemente nunca más sucederá. Ese año un estado cedió un trozo de su territorio con la intención de evitar tener frontera con su más directo enemigo. Hasta tal punto era el antagonismo.

Si os fijáis en el mapa de Croacia os daréis cuenta de que tiene una forma realmente extraña. Esto es así porque en realidad está compuesto de cuatro regiones históricas: Eslavonia al Este, Istria al Oeste, y Dalmacia, la franja costera al Sur, todas ellas unidas por la parte central llamada propiamente Croacia. Pero no todo su territorio es contiguo.

Al sur de la costa dálmata, justo al norte de Dubrovnik, hay una interrupción. Una pequeño trozo de Bosnia-Herzegovina separa Croacia en dos territorio sin conexión. Se trata del Saliente de Neum.

Localización de Neum / foto Tomobe03 en Wikimedia Commons

Este extraño saliente es el único acceso que Bosnia-Herzegovina tiene al Mar Adriático. Pero tampoco le sirve de mucho. Es tan corto, apenas unos 7,8 kilómetros (24,5 contando la península de Klek), que es imposible construir un puerto porque no tiene control sobre el mar.

El pueblo de Neum tiene el honor de ser el único pueblo costero de Bosnia. De todos los países que actualmente tienen acceso costero Bosnia es el segundo con la menor línea de costa del mundo, tan solo por detrás de Mónaco.

Frontera de Neum-Klek / foto Ekem en Wikimedia Commons

De modo que los croatas que quieran viajar a Dubrovnik por la autopista que bordea la costa del país, tienen que atravesar la frontera bosnia dos veces en unos diez minutos. Esto no es problema para los locales, porque desde 1999 hay un acuerdo entre los dos países. Pero los turistas, dado que Bosnia no forma parte del Espacio Schengen de la Unión Europea, pueden tener mayores molestias.

La razón de que exista este saliente se remonta al siglo XVII y tiene su origen en la rivalidad entre dos de las principales potencias marítimas de la época: la República de Venecia y la República de Ragusa (Dubrovnik).

En 1699, al término de la Gran Guerra Turca, el Imperio Otomano había perdido numerosos territorios en favor de Austria-Hungría. Dalmacia fue el premio obtenido por Venecia, que se la arrebató a Ragusa, ya que ésta había sido aliada de los turcos.

Ubicación del puente Peljesac / foto Tomobe03 en Wikimedia Commons

Viendo al enemigo establecido en sus fronteras, y ante el temor de un posible bloqueo, Ragusa decidió ceder una pequeña franja de territorio, el Saliente de Neum, al Imperio Otomano. De ese modo se aseguraba no tener fronteras con Venecia, pero además que al estar los otomanos de por medio, la defensa sería doble.

Neum permaneció en manos otomanas hasta 1878, en que Austria-Hungría pasó a controlar el territorio herzegovino. Aunque también controlaba Dalmacia para entonces, las fronteras se mantuvieron como divisiones administrativas internas.

Estado de las obras del puente en junio de 2020 (al fondo a la derecha Neum) / foto Florian Hirzinger en Wikimedia Commons

Y lo mismo ocurrió durante el período Yugoslavo. Con la disolución de Yugoslavia, las fronteras volvieron a ser internacionales.

En 2007 Croacia comenzó la construcción de un puente que iba a conectar ambos extremos de Dalmacia sin tener que pasar por Bosnia.

Uno de los problemas principales es que el puente puede limitar seriamente el acceso de Bosnia al mar, en caso de que en el futuro pudieran contruir un puerto.


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