En principio, Camboya no suena demasiado como destino turístico destacado y eso no se debe a la falta de atractivos sino más bien al hecho de que el país suele visitarse como complemento de otro más popular, que puede ser Vietnam o, más probablemente, Tailandia. Pero Camboya posee uno de los monumentos más emblemáticos de Asia, que es tanto como decir del mundo: Angkor Wat.

Es un templo, el mayor del sudeste continental, ubicado en la región homónima. Una zona que fue el eje del imperio Jemer, que durante parte de nuestra Edad Media (en concreto entre los siglos IX y XV), se extendió desde el Mar de China al Golfo de Bengala ocupando parte de países actuales como los mencionados Tailandia y Vietnam pero también Laos, Birmania y Malasia. La Ciudad Sagrada de Angkor (actual Siem Riep) fue su capital.

La época dorada de los jemer llegó con el rey Suryavarman II (1113-1152). Aunque ya en el siglo VIII hubo cierto esplendor arquitectónico con Jayavarman II, fue en el XII cuando empezó la construcción de Angkor Wat, según la leyenda a partir del punto donde se tumbó un buey soltado ad hoc para que sirviera de portavoz divino.

Foto Harald Hoyer en Wikimedia Commons

Al igual que pasó con las pirámides y templos del Antiguo Egipto, el sitio sirvió de modelo para que cada monarca sucesivo quisiera dejar su legado artístico en el lugar. De esa forma, fue ampliándose y creciendo en superficie hasta extenderse por unos doscientos kilómetros cuadrados -tres mil, aventuran algunos-, si bien se conservan cuarenta y cinco.

De ellos, el perímetro del templo mide mil quinientos por mil trescientos metros, estando rodeado por un foso de doscientos. Era un centro de culto budista en su modalidad theravada, que sustituyó al hinduismo original (se erigió en honor de Visnú) de aquella cultura en el siglo XIII (aunque conservando algunos elementos del culto anterior) y, de paso, servía como palacio real albergando una corte de unas veinte mil personas (la ciudad entera sobrepasaba el medio millón).

Foto Charles J.Sharp en Wikimedia Commons

El conjunto está formado por varios recintos cuadrangulares concéntricos de altura creciente, sobresaliendo del central el perfil de las cinco características torres en forma de loto; la del medio mide sesenta y cinco metros de altura. También hay escaleras, terrazas, bibliotecas y otras dependencias ricamente decoradas con multitud de molduras y relieves. Todo con dimensiones grandiosas que, al parecer, estaban destinadas a ensalzar la figura de su promotor y ocultar así su ascenso ilegítimo al trono.

Porque Angkor Wat se completa con otros recintos de los alrededores como Angkor Thom, Preah Khan, Phnom Bakheng, Srah Srang, Banteay Kdei y Ta Prohm, formados por monasterios, palacios, estanques, escuelas, etc.

Todo devino en ruinas y olvido desde 1431, salvo esporádicas noticias facilitadas por misioneros portugueses y españoles, hasta que en 1861 las redescubrió el naturalista francés Henri Mouhot. En 1993, la UNESCO incorporó el complejo a su Patrimonio de la Humanidad.


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