Ted Lawson no tiene sangre de horchata. En todo caso sería de tinte o pintura porque con ella acaba de terminar su obra más personal. Nunca mejor dicho ¿no?

Evidentemente, el neoyorquino Lawson (de Greenpoint, Brooklyn, donde sigue viviendo y trabajando) no es un creador al uso, aunque hasta ahora nunca había recurrido al hemoglobínico elemento para trabajar. Eso sí, viendo la definición que hace de sí mismo y su labor se comprende mejor ese toque diferencial:

«Con el uso de la representación figurativa y la abstracción geométrica, Ted Lawson crea una progresión narrativa de formas que revela algo conceptualmente mayor que la suma de sus partes. Obras a gran escala que combinan tecnología digital con métodos tradicionales de esculpir altamente elaborados para producir la perfección objetos conceptuales que expresan la verdad analógica subyacente dentro de su tema. Su proceso de trabajo es una exploración de la experiencia existencial humana a través de los modelos imaginarios del universo como la forma física».

Nada menos. El caso es que ese insólito autorretrato forma parte de una serie bautizada como The map is not the territory (El mapa no es el territorio), del que es algo así como la pieza final, la guinda del pastel. La idea era personalizar aún más el conjunto, como explica el propio Lawson con su peculiar verborrea: «Mediante la creación de un autorretrato, hacía referencias de trabajo a otras ideas culturalmente simbólicas que se pueden hacer con el narcisismo y hacia adentro del pensamiento, la esencia del selfie, que está viviendo claramente su momento».

Para llevar a la práctica la iniciativa, Lawson decidió conectarse a sí mismo al tubo de tinta de la impresora y dirigirlo todo mediante un ordenador que iba creando gráficos vectoriales a partir de imágenes previas. El proceso le llevó varias horas, durante las cuales tuvo que mantener sus niveles de glucosa en sangre bebiendo zumos de frutas y comiendo galletas. Todo en nombre del arte, en palabras una vez más del artista:

«En realidad no me gusta ser el sujeto físico de mi propio trabajo y no estaba particularmente emocionado por posar desnudo, pero la ejecución pura del concepto lo exigía. La idea de conectarme directamente a la máquina y luego con el resto de obras de la exposición era importante para mí».

Si tienen curiosidad, pueden ver el autorretrato en la Galería Joseph Grossde Nueva York desde el próximo jueves 11 de septiembre hasta el 4 de octubre

Más información: Ted Lawson

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