Imagen: Frank Schwichtenberg en Wikimedia Commons

El mundo de los cruceros tiene una clientela adicta y entusiasta que ha aprovechado la cresta de la ola que está viviendo esta modalidad vacacional, con una amplísima oferta, muy bajas tarifas y tendencia constante al alza. Hay cruceristas de muchos tipos, desde los que son fieles siempre a la misma compañía a los que gustan de probar una cada vez, pasando por aquellos que buscan conocer muchos lugares diferentes en poco tiempo o los que disfrutan con la experiencia misma del barco.

Seguro que estos últimos se están frotando las manos con ansia ante la posibilidad de navegar a bordo de algún barco de la clase Quantum de Royal Caribbean, probablemente la más revolucionaria del panorama actual. La Quantum prevé unidades algo más pequeñas que las de la Oasis (la mayor del mundo), pero la parte a la que renuncian en tamaño se compensa con diseño, equipamiento y tecnología.

De momento, la naviera tiene programada la construcción de tres buques: el Quantum of the Seas, el Anthem of the Seas y otro de nombre aún no decidido. El segundo llegará en 2015 y el tercero en 2016, pero el primero ya está botado y preparado para su entrada en servicio este otoño (el 23 de noviembre). 167.800 toneladas, 16 cubiertas, 4.180 pasajeros a acomodar en 2.090 camarotes (algunos individuales) dotados de balcones virtuales y muchas más cosas han creado auténtica expectación en torno a ese navío.

Su propio perfil resulta particularmente llamativo debido al North Star, un brazo-grúa móvil rematado por una cabina que permite contemplar panorámicas desde lo más alto. Además incorpora el Ripcord IFLY, para practicar paracaidismo mediante chorros de aire, sin necesidad de saltar de un avión, y el Seaplex, un área interior deportiva.

Los espectáculos (Wink, Sonic Odissey, Mamma mia!, etc), que son gratuitos, se representarán en el Royal Theatre, cuyo aforo es para 1.300 espectadores y está equipado con la alta tecnología del Two70º, escenario con una treintena de pantallas y proyectores Vistarama que funcionan con sistema RoboScreen.

Esta sensacional revolución tecnológica se completa con otras destinadas al funcionamiento cotidiano del barco, como un embarque-desembarque muy rápido que evita procesos burocráticos merced a las pulseras electrónicas RFID WOWband (que permiten al pasajero comprar en las tiendas, reservar excursiones o mesa en los restaurantes, abrir la puerta del camarote, moverse por el buque e incluso hacer un seguimiento de su equipaje usando el smartphone); las aplicaciones Cruise Planner y Royal iQ (para estar al día de las actividades y contactar con tierra); ancho de banda por satélite para no perder nunca la conexión; y, como decía antes, camarotes interiores dotados de balcones virtuales con sonidos marinos, con lo que se tendrá la sensación de estar en una cabina exterior.

En cuanto a la oferta gastronómica, se basa en el concepto Dynamic Dining, por el cual el restaurante principal queda dividido en cinco diferentes, temáticos, que se suman a los que hay aparte hasta sumar una quincena de ellos, incluyendo el primero marino del célebre chef británico Jamie Oliver. El sistema de reservas permite agilizar cualquier posible espera. Y que no se me olvide mencionar el Bionic Bar, atendido ¡por robots! La tablet de Microsoft que Royal Caribbean regalará a cada pasajero servirá para interactuar con ellos, entre otras muchas cosas.

Eso sí, de momento no veremos al Quantum of the Seas por estas latitudes, ya que ha sido destinado a hacer cruceros por el Caribe, con salidas desde el puerto de Cape Liberty (Nueva York). Si quieren conocer esa zona y de paso descubrir el futuro del ocio sobre las olas, vayan preparándose.

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