Cerca de 24.000 personas mueren cada año como consecuencia de haber sido alcanzados por un rayo y unas 240.000 resultan heridas y sobreviven. Nadie querría pasar por un trance similar cuyas consecuencias, dependiendo de las partes del cuerpo por donde entró y salió la descarga eléctrica, son frecuentemente pérdida de memoria u otros problemas cognitivos, imposibilidad de concentrarse o cambios de personalidad.
«Muchas de las rutinas diarias, como dónde poner las llaves, se han olvidado», comentaba la Dra. Mary Ann Cooper, directora del Programa de Investigación de Daños por Rayos de la Universidad de Illinois, a NBC News. Además, añade: «muchos de sus amigos han desaparecido. No entienden las bromas y son socialmente inoportunos».
Parte de los supervivientes por alcance de rayo acuden en Estados Unidos a la Ligtning Strike And Electrical Shock Survivors Interntional, un grupo que da información y soporte a las víctimas y a sus familias.
¿Cómo sobrevivir a un rayo? La mejor manera es evitarlo. The Federal Emergency Management Agency (FEMA) recomienda a la gente seguir la regla 30/30: si después de ver un rayo no puedes contar hasta treinta antes de oír el trueno, deberás entrar rápidamente en un edificio. Y no salgas hasta 30 minutos después del último trueno.
Los cobertizos, casetas, marquesinas de bus y otras estructuras no son lugares que ofrezcan una protección real y muchas son los objetivos de un rayo. En vez de eso, hay que encontrar un edificio cuyo cableado y tuberías puedan alejar la electricidad de los que se encuentran en su interior.
Es más seguro quedarse en el interior de un coche que al aire libre, a no ser que se trate de un descapotable con capota y ventanas enrrolladas y no un convertible, según FEMA. La estructura metálica del coche proporcionará cierta protección salvo que los ocupantes toquen alguna de las partes de metal.
Los neumáticos y los zapatos con suela de goma no proporcionan apenas protección de un rayo. De hecho, muchas víctimas por alcance de rayo son agricultores que conducen sus tractores en campo abierto.
Si a pesar de todo alguien se encuentra en una zona al aire libre de un bosque durante una tormenta eléctrica deberá buscar refugio en una zona baja con alta densidad de árboles pequeños. Hay que evitar los árboles altos ya que los rayos tienden a impactar contra los objetos de mayor altura de la zona.
Si alguien se encuentra en una zona abierta tendrá que buscar una zona más baja, como un valle o un barranco, pero deberá estar alerta de posibles riadas. Si se está en un barco en alta mar hay que volver a tierra lo más rápidamente posible.
Si siente que su pelo se pone de punta de repente eso significa que el rayo está a punto de impactar. Como último recurso habrá que ponerse en cuclillas, cubriendo los oídos con las manos y la cabeza entre las rodillas. Un error sería tirarse en el suelo, es mejor reducir al mínimo el contacto con él una vez que la descarga eléctrica se desplace por el suelo.
Si alguien es alcanzado por un rayo hay que pedir asistencia inmediatamente. Las víctimas no conducen la electricidad y no pueden provocar una sacudida o herir a nadie.
Tres datos curiosos: un rayo contiene una media de 300 millones de voltios de electricidad, el equivalente a la energía que consume un fluorescente en un año. Las probabilidades de ser impactado por un rayo es de 1 entre 600.000. Y, por último, la pequeña población de Kifuka en la República Democrática del Congo ostenta el récord del mundo en impacto de rayos: 158 veces cada año.
Vía: LiveScience