Venían los de Halford a presentar su nuevo disco Nostradamus y eso hicieron. Su primer álbum conceptual fue del agrado del griterío allí presente; chupas de cuero, gorras, camisetas negras, pañuelos y mucho ambiente motero resplandecían entre las rotundas piezas que allí se detonaban.

Los Judas Priest (nombre extraído del John Wesley Harding disco de Bob Dylan de 1967) son la herramienta perfecta del Hard Rock; un clasicismo absoluto que ve como su estilo se ha vuelto más engranado con los tiempos pero más envejecido, no por la propuesta sino por sus componentes. Rob Halford mueve su cuerpo por el escenario con dificultad, pero canta como un gran maestro de las cuerdas vocales, hay pocos intérpretes de rock con semejante registro y capacidad.

Los británicos pusieron en la noche del viernes 20 de junio su impronta metalera, llena de virtuosismo rockero y sabedores de que el público presente esperaba que dejaran la piel en el empeño. Halford se ayudo de las banderas, de las motos, de su sublime marca de voz y sus compañeros demostraron del porque están donde están y que significan para la música los Judas…mucho.

Otros esperaban más temas, se notó la ausencia de Judas Rising o Exciter, pero claro era el estreno mundial de su nuevo álbum Nostradamus y no había tiempo para más. Una pena no poder repasar las piezas claves de cada uno de sus demoledores álbumes.

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